[DOWNLOAD] "Las reglas del juego" by Myconos Kitomher # Book PDF Kindle ePub Free
eBook details
- Title: Las reglas del juego
- Author : Myconos Kitomher
- Release Date : January 15, 2015
- Genre: Adventure,Books,Sci-Fi & Fantasy,Science Fiction & Literature,
- Pages : * pages
- Size : 537 KB
Description
Es verdaderamente complicado hacer una sinopsis de esto. Me doy por vencido.
Fragmento:
La ganadora miraba el sobre sin decidirse a abrirlo. No parec铆a muy feliz.
—Apres煤rate, es tarde —acuci贸 la master.
Quien un d铆a fuera amiga de Susan recogi贸 su sobre y casi lo arrug贸 por un temblor compulsivo en las manos.
—¿Qu茅 te pasa, Mary? —Pregunt贸 Dorothy en voz baja.
—¡L茅elo! —Se impacient贸 Rose.
Mary mir贸 de un modo extra帽o a las dem谩s. Hab铆a una especie de s煤plica en sus ojos. Susan crey贸 ver por un momento algo familiar en la mirada de su vieja amiga. Quiz谩 a煤n conservara un poco de su antiguo yo. Cab铆a la remota posibilidad de que, como Susan, Mary tambi茅n les estuviera siguiendo el juego, por miedo, por no atreverse a enfrentarse a Isobel. No tuvo tiempo de hacerse m谩s ilusiones, Mary se encar贸 con la master y le pregunt贸, con verdadera agitaci贸n en la voz:
—Isobel... ¿no es cierto que puedo pasar el sobre a otra jugadora si a煤n est谩 cerrado y si ella lo acepta?
—Est谩 en las reglas, s铆. Pero haciendo eso perder铆as la partida. ¿Por qu茅...?
—Bien, se lo quiero pasar a... —mir贸 a Susan y trat贸 de sonre铆r, aunque le saliera una sonrisa algo torcida.
De nuevo volvi贸 a sentirse una creciente tensi贸n. Todas las miradas converg铆an en Mary sin que nadie comprendiera qu茅 pretend铆a con aquello. Susan pudo sentir la amistad que todav铆a la un铆a a Mary. ¡Quer铆a darle el sobre a ella! ¡Podr铆a salir del grupo!
De pronto un pensamiento de justicia le atraves贸 la mente.
—¡No, Mary, no lo quiero! —grit贸. —¡Hazlo t煤! ¡Abandona, eres la ganadora!
Se hizo un profundo silencio. Isobel miraba de una a otra alternativamente, pero aparentemente no la inmutaba el giro de los acontecimientos. Las otras s铆 se mostraban inquietas, no quer铆an permitir lo que suceder铆a. Si no se iba la una, se ir铆a la otra.
Mary aferr贸 el sobre con tanta fuerza que oyeron crujir el papel.
Y entonces se ech贸 a re铆r, con una risa hist茅rica que no agrad贸 a ninguna de las presentes. Hasta que se repuso, dej贸 de re铆r para mirar a Susan severamente y dijo en un tono que superaba el sarcasmo:
—No s茅 qu茅 te ha hecho pensar que iba a entregarte este sobre a ti. Es para Sarah.
Se lo pas贸 a la rubia, mientras las otras cruzaban miradas de entendimiento y complicidad. En ese momento, al descubrir a Susan tan p谩lida que sonrojar铆a a un cad谩ver, todas rompieron a re铆r con horribles carcajadas de regocijo y las sillas crujieron bajo sus cuerpos, amenazando con desmoronarse.
Susan se sinti贸 d茅bil y sola. Se encogi贸 en su asiento y se abraz贸 para no perder el calor. Por sus mejillas ca铆an l谩grimas de frustraci贸n.
Sarah, cuando consigui贸 serenarse un poco, abri贸 el sobre que le acababa de pasar Mary, pensando que esa mujer era una actriz estupenda. Sonri贸 de nuevo, esta vez para sus adentros.
Sonaron las doce campanadas de un reloj de p茅ndulo. Sarah ley贸 para s铆 el contenido del sobre y casi pareci贸 que se encendieran sus ojos. Desvi贸 la mirada desde el papel a la tez surcada de l谩grimas de Susan y esper贸 en silencio. Quer铆a que la mujer preguntara, que se humillase de nuevo por saber si corr铆an peligro ella y los suyos. Pero Susan se sec贸 las l谩grimas y le sostuvo la mirada, sabiendo que esa zorra rubia se mor铆a de ganas de leer la prueba.
Sarah se dio por vencida, pero la alegr铆a se hizo patente en su voz cuando anunci贸:
—Al parecer tengo que matar al marido de una de vosotras —se pas贸 la lengua por los labios, de un rojo natural intenso. —¿A qui茅n me cargar茅?
Susan ahog贸 un grito, horrorizada. Mary re铆a en silencio. Rose e Isobel no demostraban ninguna emoci贸n y Dorothy dijo estar apenada por no estar casada. Sarah las fue considerando una por una, aunque fuese evidente su decisi贸n desde el primer momento. Sonre铆a con verdadero placer, disfrutando del momento. Por fin, cuando Susan s贸lo parec铆a un gatito indefenso y asustado, habl贸 para hundirla totalmente.
—Rose, querida, t煤 te cargaste a mis padres... Pero mi venganza puede esperar. Susan, ¿es guapo tu marido?